El indio Kailash Kalau Singh hizo una seria promesa: no bañarse hasta tener un hijo varón, y en la espera han pasado 35 años sin tocar el jabón... y sin poder tampoco lograr el ansiado deseo.
El diario The Times of India recuenta ayer en su sección de amenidades la historia de este hombre de 63 años del pequeño poblado de Chatav, en las afueras de la ciudad santa de Varanasi, padre de siete hijas.
Aconsejado por un adivinador de que si no se bañaba sería bendecido con un hijo varón, Kalau inició así su promesa que le ha resultado onerosa, pues no solo perdió su comercio por su apariencia insalubre -ahora trabaja en el campo-, sino genera profundo malestar en su familia.
Debido a viejos patrones sociales, muchos indios prefieren por razones financieras los hijos varones, ya que estos en el contexto tradicional indio son los que aportan el dinero, mientras que por sus hijas las familias tienen que pagar altas dotes al novio para el matrimonio.
También, si a esta se le permite trabajar, por lo general, sus ingresos pertenecen a la familia del esposo. Por esos motivos, las hijas hembras son consideradas una carga. La presidenta Pratibha Patil insiste en que tales costumbres, que conllevan incluso al feticidio femenino y hasta al suicidio y el asesinato, deben desaparecer.
Pero en una sociedad milenaria de arraigadas tradiciones fuertemente entrelazadas por la religión, le tomará tiempo a ese proceso de cambiar los hábitos.
Para Kalau, los 35 años sin bañarse no parecen haberle dado resultado. A esta altura, dice no recordar cómo todo comenzó, aunque refiere que toma baños de fuego, al pararse en un pie al lado de una hoguera mientras reza al dios Shiva.
Ahora dice que su promesa de no bañarse tiene otro objetivo, de interés nacional: "Terminaré este voto solo cuando terminen todos los problemas que afronta la nación", según lo citó The Times of India.
El diario The Times of India recuenta ayer en su sección de amenidades la historia de este hombre de 63 años del pequeño poblado de Chatav, en las afueras de la ciudad santa de Varanasi, padre de siete hijas.
Aconsejado por un adivinador de que si no se bañaba sería bendecido con un hijo varón, Kalau inició así su promesa que le ha resultado onerosa, pues no solo perdió su comercio por su apariencia insalubre -ahora trabaja en el campo-, sino genera profundo malestar en su familia.
Debido a viejos patrones sociales, muchos indios prefieren por razones financieras los hijos varones, ya que estos en el contexto tradicional indio son los que aportan el dinero, mientras que por sus hijas las familias tienen que pagar altas dotes al novio para el matrimonio.
También, si a esta se le permite trabajar, por lo general, sus ingresos pertenecen a la familia del esposo. Por esos motivos, las hijas hembras son consideradas una carga. La presidenta Pratibha Patil insiste en que tales costumbres, que conllevan incluso al feticidio femenino y hasta al suicidio y el asesinato, deben desaparecer.
Pero en una sociedad milenaria de arraigadas tradiciones fuertemente entrelazadas por la religión, le tomará tiempo a ese proceso de cambiar los hábitos.
Para Kalau, los 35 años sin bañarse no parecen haberle dado resultado. A esta altura, dice no recordar cómo todo comenzó, aunque refiere que toma baños de fuego, al pararse en un pie al lado de una hoguera mientras reza al dios Shiva.
Ahora dice que su promesa de no bañarse tiene otro objetivo, de interés nacional: "Terminaré este voto solo cuando terminen todos los problemas que afronta la nación", según lo citó The Times of India.
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