Los accidentes por salida de calzada representan anualmente el 40% del total de siniestros con víctimas. El mismo porcentaje se alcanza en lo que a fallecidos se refiere: de cada 10 muertes en carretera, cuatro corresponden a este tipo de accidentes. En términos absolutos, y en 2009, fallecieron por esta causa 824 personas y 3.356 resultaron heridas de diferente consideración.
Con el fin de aportar soluciones efectivas para reducir las salidas de vía y paliar sus consecuencias, la DGT y la AEC, con la colaboración de los ingenieros Sandro Rocci y Ricardo Chicharro, han elaborado el Manual de buenas prácticas para el diseño de márgenes de carreteras convencionales interurbanas, cuyas conclusiones se han presentado en la sede de la DGT, en el marco de las Sesiones Técnicas que organiza el Observatorio Nacional de Seguridad Vial.
El estudio se centra en las carreteras convencionales, es decir, de un único carril por sentido, y en él se detalla un catálogo de 30 medidas para evitar la salida de la calzada de los vehículos o, en caso de que esto no sea posible, minimizar las consecuencias del accidente.
Aspectos y medidas
Existe una serie de aspectos que influye en los accidentes por salida de vía y cuya combinación determina la elección de las medidas adoptadas. Estos factores son: el índice de peligrosidad, la funcionalidad de la carretera estudiada, la composición del tráfico, la consistencia en el diseño y los condicionantes orográficos y climatológicos. A partir de estos factores se han establecido unos escenarios básicos que servirán para adoptar las soluciones más apropiadas.
Para evitar estos siniestros por salida de la calzada, el estudio propone hasta 12 medidas, entre ellas, la instalación de paneles direccionales y elementos reductores de velocidad; la utilización de pavimentos antideslizantes y drenantes; la mejora de la geometría en curvas; y todo lo relacionado con una mayor visibilidad de la carretera.
En los casos en que el conductor pierde el control de su vehículo y abandona la plataforma de circulación, el reto sería minimizar las consecuencias del accidente eliminando las posibilidades de choque o vuelco. En este sentido, cabe destacar que el 51% de los accidentes por salida de vía tiene como consecuencia el choque contra algún elemento situado en los márgenes.
Para minimizar estos peligros, se propone media docena de soluciones. Entre ellas, establecer una zona de seguridad en la que el conductor pueda recuperar el control del vehículo o detenerlo sin encontrarse obstáculos peligrosos. También cabe actuar en otros frentes como el rediseño de desagües y drenajes, protección de cunetas y tratamiento de desmontes.
Finalmente, y en el caso de que las actuaciones anteriores no pudieran realizarse, el Manual recomienda otras 12 medidas que pueden paliar la gravedad del siniestro y que van desde la instalación de barreras metálicas de seguridad y pretiles en los puentes a la construcción de lechos de frenado, colocación de atenuadores de impacto, o utilización de estructuras fusibles.
Además, la investigación tiene en cuenta a los usuarios vulnerables de las carreteras -peatones, ciclistas y motociclistas-, los cuales juegan un papel relevante en las cifras de siniestralidad.
Coste y beneficio
La limitación presupuestaria y el elevado precio de algunas soluciones hacen necesaria la aplicación de un procedimiento sistemático que ayude a priorizar las actuaciones en función de su rentabilidad. Para ello, el Manual de buenas prácticas para el diseño de márgenes de carreteras convencionales interurbanas establece una metodología para determinar cuál será la relación coste-beneficio de cada una de las medidas recomendadas.
En este sentido, y según datos de la Administración Federal de Carreteras de Estados Unidos, la iluminación, la relocalización de postes útiles pero mal situados, la modernización de barreras en las medianas, o la eliminación de obstáculos en los márgenes están consideradas entre las soluciones más rentables.
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