domingo, 8 de marzo de 2009

Opel amenaza con tres cierres y 11.000 despidos en Europa

Las cartas sobre el futuro de Opel en Europa están sobre la mesa y la partida de póker entre General Motors (GM) y el gobierno alemán corre el riesgo de convertirse en una guerra sin cuartel que podría costarle el trabajo a más de 10.000 personas en el viejo continente y el cierre de tres plantas, si Berlín se niega a conceder ayudas públicas a la legendaria firma de automóviles germana.

El viernes pasado, el gobierno federal rechazo un plan de saneamiento para Opel, al considerarlo «absolutamente insuficiente».

El documento, además de incluir decenas de fotografías de los nuevos modelos, contemplaba la eliminación de 3.500 puestos de trabajo en Alemania, pero con drásticos recortes salariales para el resto de la plantilla, que afectaría a todas las fábricas de Europa, entre ellas la de Zaragoza. Sin embargo, no hacía mención a una demanda crucial del gobierno, la separación de Opel de la casa matriz, la estadounidense General Motors.

Opel necesita una inyección económica urgente de 3.300 millones de euros para sobrevivir pero, después de la negativa del gobierno, GM ha jugado su última carta y amenazado a Berlín con el cierre de las plantas de Bochum y Eisenach, en Alemania, y de Amberes, en Bélgica. La medida supondría una reducción de plantilla del 20%, compuesta 55.000 trabajadores en toda Europa.
Posible insolvencia

El fracaso de la reunión del viernes, en la que se enfrentaron el jefe de GM para Europa, Carl Peter Foster, y el flamante ministro de Economía, Karl Theodor von Gutenberg, dejó el futuro de Opel en el aire y el ministro alemán mencionó la posibilidad de que la empresa se declare insolvente, una medida que no significaría la desaparición de la marca, pero que ayudaría a buscar un nuevo camino para asegurar su existencia.

El futuro de la firma automovilística se decidirá posiblemente en Detroit cuando el ministro Von Gutenberg visite a los responsables de General Motors a fines de la próxima semana. Mientras tanto, la canciller alemana, Angela Merkel, reiteró ayer la disposición de su gobierno de prestar su apoyo a la compañía, pero puso condiciones.

«Ayudaremos, pero solo si los beneficios son mayores para toda la gente que los daños. Sin embargo no hemos llegado todavía a ese punto», señaló la mandataria germana en su tradicional vídeo-mensaje de los sábados que emite por internet la cancillería federal.

La jefa del Gobierno subrayó que su gabinete no ve aún bases suficientes para que se produzcan esas ayudas estatales, y criticó el plan de saneamiento.

«El concepto debe ser mejorado y aclarado», señaló antes de comentar que las autoridades son conscientes de que los trabajadores de Opel y sus familiares se merecen que «hagamos todo lo posible por encontrar una solución».

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