Javier López, socio de uno de las tiendas de moda punteras de la ciudad -Itxaso-, ha reactualizado en los últimos meses las rentas con los propietarios de cuatro de los cinco locales que explota en régimen de alquiler. En tres ha arrancado unas bonificaciones del 10% y en el otro, de un 15%. «Es lo que toca. Hay que tratar de llegar a acuerdos para salir adelante», remarca.
El negocio de la moda anda «muy mal», admite sin ambages. Tanto, que muchos negocios bilbaínos cerraron el año pasado por primera vez con pérdidas. Incluido el suyo. «Cuando una marca fuerte deja de ser rentable, 'chapa' y se marcha», sostiene. Sin embargo, en las tiendas pequeñas, antes de dar el portazo, «se intenta lo posible e imposible, porque está en juego mi vida, la de tu socio, la de la dependienta... No queda más alternativa que aguantar y tirar hasta... ¡que se pueda!», argumenta.
Por eso, en vista de las dimensiones colosales de esta recesión, decidieron primero sentarse a negociar con los titulares de las tiendas. «Para este año hemos pactado deducciones del 10%. Si el año que vienes vemos que la situación se normaliza, nos volveremos a sentar otra vez y hablaremos con los dueños para volver a las rentas de antes. Así nadie saldrá malparado», justifica.
Sin embargo, las medidas de ajuste no se limitan a la rebaja de los alquileres. Itxaso, que cuenta actualmente con 14 empleados, ha prescindido en los últimos meses de tres dependientas. Además, los dueños han decidido rebajarse los sueldos un 10%. «Vienen dos años muy fuertes, tremendos». Cualquier prevención es poca. «Es triste hacer recortes de sueldo, y, posiblemente, si las cosas van de la manera que van, haya que hacerlo con las chicas, pero peor es ir a la calle», señala.
Además de cerrar al mediodía, López maneja otras alternativas para incentivar las ventas y dar salida al stock que dejan sin liquidar. La tienda ha reservado un espacio para habilitar un 'outlet' permanente, donde conseguir prendas de otras temporadas por sólo 30 euros. López no está por la labor de impulsar campañas de descuentos porque «al final nos quedamos sin margen».
El negocio de la moda anda «muy mal», admite sin ambages. Tanto, que muchos negocios bilbaínos cerraron el año pasado por primera vez con pérdidas. Incluido el suyo. «Cuando una marca fuerte deja de ser rentable, 'chapa' y se marcha», sostiene. Sin embargo, en las tiendas pequeñas, antes de dar el portazo, «se intenta lo posible e imposible, porque está en juego mi vida, la de tu socio, la de la dependienta... No queda más alternativa que aguantar y tirar hasta... ¡que se pueda!», argumenta.
Por eso, en vista de las dimensiones colosales de esta recesión, decidieron primero sentarse a negociar con los titulares de las tiendas. «Para este año hemos pactado deducciones del 10%. Si el año que vienes vemos que la situación se normaliza, nos volveremos a sentar otra vez y hablaremos con los dueños para volver a las rentas de antes. Así nadie saldrá malparado», justifica.
Sin embargo, las medidas de ajuste no se limitan a la rebaja de los alquileres. Itxaso, que cuenta actualmente con 14 empleados, ha prescindido en los últimos meses de tres dependientas. Además, los dueños han decidido rebajarse los sueldos un 10%. «Vienen dos años muy fuertes, tremendos». Cualquier prevención es poca. «Es triste hacer recortes de sueldo, y, posiblemente, si las cosas van de la manera que van, haya que hacerlo con las chicas, pero peor es ir a la calle», señala.
Además de cerrar al mediodía, López maneja otras alternativas para incentivar las ventas y dar salida al stock que dejan sin liquidar. La tienda ha reservado un espacio para habilitar un 'outlet' permanente, donde conseguir prendas de otras temporadas por sólo 30 euros. López no está por la labor de impulsar campañas de descuentos porque «al final nos quedamos sin margen».
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