En la próxima madrugada comienza el horario de verano. Tal como establece la normativa de la Unión Europea desde 1981, durante la madrugada del último domingo de marzo los relojes se adelantarán una hora para favorecer el ahorro de energía y aumentar las horas de luz solar. Por tanto, a las 02:00 horas de mañana domingo, las manecillas del reloj deberán adelantarse 60 minutos hasta las 03:00 horas, por lo que se dormirá una hora menos.
En España se vienen realizando cambios horarios desde principios del siglo XX. Comenzaron en 1918 a causa de la necesidad de ahorrar carbón. Durante la República y tras la Guerra Civil, los ajustes fueron intermitentes hasta 1953. Fue en 1973 cuando se abandonó esta práctica de manera oficial hasta el año siguiente.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Los horarios de verano y de invierno comenzaron a normalizarse en la entonces Comunidad Económica Europea en 1981, con la aplicación de una directiva que era renovada sucesivamente cada cuatro años.
Desde la aprobación de la novena directiva por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido. Esto es así por entenderse que «el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo».
La novena directiva -de obligado cumplimiento para todos los países de la UE- establece con carácter permanente el inicio del horario de verano y su finalización. Así, los relojes tendrán que volver a ajustarse el último domingo de octubre, cuando comenzará el horario de invierno y las manecillas habrá que retrasarlas una hora. La directiva tiene vocación de permanencia, de modo que ciudadanos e instituciones conozcan previamente las fechas del cambio horario anual para que puedan planificar su actividad.
En España se vienen realizando cambios horarios desde principios del siglo XX. Comenzaron en 1918 a causa de la necesidad de ahorrar carbón. Durante la República y tras la Guerra Civil, los ajustes fueron intermitentes hasta 1953. Fue en 1973 cuando se abandonó esta práctica de manera oficial hasta el año siguiente.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Los horarios de verano y de invierno comenzaron a normalizarse en la entonces Comunidad Económica Europea en 1981, con la aplicación de una directiva que era renovada sucesivamente cada cuatro años.
Desde la aprobación de la novena directiva por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido. Esto es así por entenderse que «el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo».
La novena directiva -de obligado cumplimiento para todos los países de la UE- establece con carácter permanente el inicio del horario de verano y su finalización. Así, los relojes tendrán que volver a ajustarse el último domingo de octubre, cuando comenzará el horario de invierno y las manecillas habrá que retrasarlas una hora. La directiva tiene vocación de permanencia, de modo que ciudadanos e instituciones conozcan previamente las fechas del cambio horario anual para que puedan planificar su actividad.
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