Los videojuegos pueden ser beneficiosos para los niños porque promueven la creatividad y la cooperación, según un informe de la Unión Europea publicado hoy que contrasta con la fama violenta que tienen algunos.
En conclusiones que pueden sorprender o tranquilizar a los padres de los niños adictos a los videojuegos, el estudio hecho por el Comité del Parlamento Europeo sobre protección del mercado y el consumo halló que los juegos aportaban ciertos beneficios y que no existía ninguna relación concluyente con las actitudes violentas.
"Los videojuegos no son, en la mayoría de los casos, peligrosos e incluso pueden contribuir al desarrollo de algunas facultades", dijo Toine Manders, el diputado liberal holandés que ideó el anteproyecto del estudio. "(Estimulan) el aprendizaje de hechos y actitudes como la reflexión estratégica, la creatividad, la cooperación y el sentido de innovación", según una nota de comunicación sobre el informe.
El informe evitaba toda mención a una extensión de la legislación europea con respecto a ampliar la prohibición a ciertos juegos, y en lugar de ello instaba a los 27 estados miembros a trabajar juntos en fortalecer un código voluntario llamado "PEGI", que clasifica los videojuegos según su contenido.
Los beneficios totales provenientes del sector de los videojuegos ascendieron a más de 7.000 millones de euros el año pasado, según el informe. En Reino Unido, un estudio independiente mostró cómo por primera vez habían desbancado a la música y a las películas.«Los videojuegos no son, en la mayoría de los casos, peligrosos e incluso pueden contribuir al desarrollo de algunas facultades»
El informe de la Unión Europea hacía hincapié en que los juegos son adecuados para los niños, argumentando que algunos libros y películas lo son más para un público mayor. Además constataba que la violencia de algunos juegos pueden estimular una conducta violenta en casos específicos.
El informe insistió en la participación de los padres proponiendo la creación de un "botón rojo" que dejaría a los progenitores controlar el contenido y el tiempo utilizado en el juego, pero no le dio forma a ese botón. Informaba al final de que estos juegos eran para niños, recordando los datos que afirman que la edad del jugador medio europeo son 33 años
En conclusiones que pueden sorprender o tranquilizar a los padres de los niños adictos a los videojuegos, el estudio hecho por el Comité del Parlamento Europeo sobre protección del mercado y el consumo halló que los juegos aportaban ciertos beneficios y que no existía ninguna relación concluyente con las actitudes violentas.
"Los videojuegos no son, en la mayoría de los casos, peligrosos e incluso pueden contribuir al desarrollo de algunas facultades", dijo Toine Manders, el diputado liberal holandés que ideó el anteproyecto del estudio. "(Estimulan) el aprendizaje de hechos y actitudes como la reflexión estratégica, la creatividad, la cooperación y el sentido de innovación", según una nota de comunicación sobre el informe.
El informe evitaba toda mención a una extensión de la legislación europea con respecto a ampliar la prohibición a ciertos juegos, y en lugar de ello instaba a los 27 estados miembros a trabajar juntos en fortalecer un código voluntario llamado "PEGI", que clasifica los videojuegos según su contenido.
Los beneficios totales provenientes del sector de los videojuegos ascendieron a más de 7.000 millones de euros el año pasado, según el informe. En Reino Unido, un estudio independiente mostró cómo por primera vez habían desbancado a la música y a las películas.«Los videojuegos no son, en la mayoría de los casos, peligrosos e incluso pueden contribuir al desarrollo de algunas facultades»
El informe de la Unión Europea hacía hincapié en que los juegos son adecuados para los niños, argumentando que algunos libros y películas lo son más para un público mayor. Además constataba que la violencia de algunos juegos pueden estimular una conducta violenta en casos específicos.
El informe insistió en la participación de los padres proponiendo la creación de un "botón rojo" que dejaría a los progenitores controlar el contenido y el tiempo utilizado en el juego, pero no le dio forma a ese botón. Informaba al final de que estos juegos eran para niños, recordando los datos que afirman que la edad del jugador medio europeo son 33 años
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