jueves, 29 de enero de 2009

Más de la mitad de los padres de los niños con hiperactividad tienen ellos también el problema

Tratar a los padres es determinante para que sus hijos mejoren», explica explica Fernando Mulas, Jefe de este servicio del Hospital La Fe de Valencia. Pero no sólo es fundamental para el bien de sus hijos, sino para el de la propia pareja, pues está comprobado que el divorcio en padres de niños hiperactivos es entre dos y tres veces más frecuente. Aunque el tratamiento con pastillas es fundamental para el control de la hiperactivida y/o el déficit de atención, los medicamentos por sí solos, no son la mejor opción terapéutica. «
Lo mejor es una intervención multimodal que incluya tratamiento farmacológico, psicoterapia y abordaje de los padres», apunta Alberto Fernández Jaén, jefe de Neuropediatría del Hospital Quirón de Madrid. Para perfeccionar el abordaje de estos niños, la unidad de Sistema Nervioso Central del laboratorio Juste reunió ayer a los mejores neuropediatras en Madrid. De este encuentro saldrá el diseño de un programa de entrenamiento para que los padres sepan como tratar a sus hijos con TDAH. «Sabemos que la enfermedad provoca una carga de estrés en los progenitores similar a la que producen enfermedades mucho más graves como los trastornos del espectro autista», comenta Miguel Rufo, jefe de Servicio de Neuropediatría del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla.

Una enfermedad controvertida

Mucho se ha hablado de que niños inquietos y traviesos los ha habido siempre y que el TDAH no es más que una de las nuevas enfermedades que nos ha traído la medicalización de la sociedad. Sin embargo, para Miguel Rufo, el hecho de que los padres también padezcan la enfermedad demuestra que es una realidad que existe y que, de no tratarse, persiste en la edad adulta. «Los estudios demuestran que sólo el 25 por ciento de los casos evolucionan bien sin tratamiento» el resto, si no se trata, arrastra el problema hasta la vida adulta. Rufo no desmiente que ahora haya un «boom» de la enfermedad y que muchos de los niños -»hasta el 50 por ciento»- que se diagnostican en la edad preescolar no tengan realmente esta enfermedad.

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