domingo, 16 de noviembre de 2008

La cumbre de Washington se cierra con un compromiso para la reforma de los mercados


La esperada cumbre del G-20 celebrada este sábado en Washington para buscar soluciones a la crisis financiera internacional ha concluido con el compromiso de los participantes de reformar y fortalecer los mercados financieros, pero con la advertencia de que la responsabilidad es de cada país y que hay que evitar, por contraproducente, la regulación excesiva. Es decir, que Estados Unidos ha logrado imponer su tesis de que no conviene crear nuevos organismos y supervisores internacionales, al contrario de lo que defendía Europa, así como su oposición a caer en un control excesivo que atente contra el libre mercado.

Al término de la reunión, en la que además de los países que componen el G-20 han participado España y Holanda, los jefes de Estado y de Gobierno presentes en Washington dieron a conocer una declaración final de 10 páginas en las que se perfilan las futuras reformas que deberán acometer los países antes del 31 de marzo. En esencia, se trata de un plan de acción que incluye la adopción a escala nacional de medidas de estímulo fiscal para hacer frente a la recesión y la puesta en marcha de colegios de supervisores para controlar a los bancos más importantes del mundo.

Como puntos importantes, el documento muestra la determinación del grupo a dar un mayor peso a los países emergentes y en desarrollo en los organismos internacionales, lo que incluye la propuesta de reformar el Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, y de dar continuidad al trabajo coordinado con la convocatoria de una nueva cumbre antes del 30 de abril, ya con la presencia del nuevo presidente estadouniense, Barack Obama.

El rechazo a la regulación excesiva y el proteccionismo queda expresado así en el texto: "Aunque reconocemos la necesidad de mejorar la regulación de los mercados financieros, debemos evitar la sobrerregulación, que pondría en peligro el crecimiento económico y aumentaría la contracción de los flujos de capital, incluidos los países en desarrollo", dice la declaración. "Subrayamos la importancia crítica que tiene el rechazo del proteccionismo, y el no encerrarnos en tiempos de incertidumbre financiera", añade. En esta línea, el texto anima a concluir antes de final de año la Ronda de Doha de liberalización comercial, y pide a los países que en los próximos 12 meses no adopten ninguna medida proteccionista.

No obstante, los líderes del G-20 reconocen que es necesario fortalecer la transparencia y la regulación de los mercados, aunque dejan claro que ello debe ser responsabilidad de cada país. Los Gobiernos nacionales constituyen "la primera línea de defensa contra la inestabilidad de los mercados", señalan. Cada país deberá, además, poner su grano de arena para reforzar la cooperación internacional en materia de regulación y de vigilancia.

Otro acuerdo suscrito es promover la integridad ética de los mercados financieros y proteger a los consumidores, evitando los conflictos de intereses y previniendo la manipulación ilegal, las actividades fraudulentas y los abusos.

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