Un equipo de especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha dado un paso que puede ser clave para lograr vivir durante más tiempo y en buenas condiciones físicas, retrasando los achaques propios de la edad. Estos expertos han conseguido crear en laboratorio ratones que viven hasta un 40% más que sus congéneres, y tardan más tiempo en envejecer.
El método empleado por los científicos del CNIO, liderados por María Blasco, para obtener estos roedores consiste en aumentar los niveles de una enzima, la telomerasa, que incrementa la capacidad reproductora de las células gracias a su habilidad para alargar los telómeros, los extremos finales de los cromosomas (que son 40 en el ratón y 46 en el ser humano).
Desde principios de los años 90 se sabe que existe una estrecha relación entre los telómeros y el envejecimiento. Su longitud se va reduciendo con cada nueva replicación celular. Cuando los telómeros finalmente desaparecen, las células pierden la capacidad de reproducirse y el organismo envejece sin remedio.
Pero la telomerasa también tiene la propiedad, unida a la acción de determinados genes, de facilitar el desarrollo del cáncer. Por eso, los investigadores también aumentaron en los ratones el número de genes resistentes al cáncer. El resultado fue un ratón sano y que vivió un 40% más que los demás.
Blasco considera "muy probable" que los resultados con ratones sean extrapolables a humanos. "Eso significaría aumentar la vida media de los humanos hasta los 115 o 120 años. Ese tiempo extra de vida sería, además, saludable", asegura la investigadora.
El método empleado por los científicos del CNIO, liderados por María Blasco, para obtener estos roedores consiste en aumentar los niveles de una enzima, la telomerasa, que incrementa la capacidad reproductora de las células gracias a su habilidad para alargar los telómeros, los extremos finales de los cromosomas (que son 40 en el ratón y 46 en el ser humano).
Desde principios de los años 90 se sabe que existe una estrecha relación entre los telómeros y el envejecimiento. Su longitud se va reduciendo con cada nueva replicación celular. Cuando los telómeros finalmente desaparecen, las células pierden la capacidad de reproducirse y el organismo envejece sin remedio.
Pero la telomerasa también tiene la propiedad, unida a la acción de determinados genes, de facilitar el desarrollo del cáncer. Por eso, los investigadores también aumentaron en los ratones el número de genes resistentes al cáncer. El resultado fue un ratón sano y que vivió un 40% más que los demás.
Blasco considera "muy probable" que los resultados con ratones sean extrapolables a humanos. "Eso significaría aumentar la vida media de los humanos hasta los 115 o 120 años. Ese tiempo extra de vida sería, además, saludable", asegura la investigadora.
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