A primera vista, no son nada del otro mundo. Apenas unos puntos en unas fotos. En una imagen - la cuadrada de la página 27-, se aprecian tres puntos rojizos alrededor de una mancha de colores psicodélicos. En la otra, tomada por el telescopio espacial Hubble, se aprecian píxeles amarillos sobre un fondo azul y negro. Pero estos puntos sí son de otro mundo. Son, literalmente, otros mundos. Los primeros que los astrónomos consiguen observar directamente alrededor de estrellas distintas del Sol.
Los cuatro nuevos planetas, cuyo descubrimiento se anuncia hoy en la edición electrónica de la revista Science,no están habitados. Son gigantes gaseosos sin una superficie sólida como Júpiter en el sistema solar y son demasiado jóvenes para que la vida pueda haber aparecido en ellos. Aún están irradiando gran parte del calor acumulado en su etapa de formación y sus temperaturas oscilan entre los 130 grados centígrados del más frío y los 820 grados de los más cálidos.
Pero la detección de estos cuatro mundos abre una nueva era en la búsqueda de planetas extrasolares, una búsqueda que aspira a detectar planetas habitados en futuro a medio plazo. Todos los planetas solares descubiertos hasta ahora se habían detectado observando las estrellas alrededor de las que orbitan; analizando las anomalías en la luz de la estrella a medida que los planetas giran a su alrededor, es posible deducir la existencia de dichos planetas, pero es imposible deducir qué ocurre en ellos o si son habitables. Observando directamente los planetas, será posible analizar los gases más abundantes en su atmósfera, cómo varía su temperatura a lo largo del año e incluso indicios de actividad biológica.
"La observación directa ha sido el santo grial de la detección de planetas extraterrestres", afirma Mark Marley, astrónomo del centro de Investigación Ames de la NASA que no ha participado en los descubrimientos, en un artículo que publicará Science con los descubrimientos.
Además, la observación directa de los planetas extrasolares permite descubrir astros que se encuentran a grandes distancias de sus soles, mientras que la detección indirecta a partir de sus efectos sobre las estrellas sólo ha permitido descubrir hasta ahora astros que se encuentran relativamente cerca. De este modo, los astrónomos esperan conseguir una visión más completa de la variedad de los sistemas planetarios.
El planeta descubierto en imágenes del telescopio Hubble, por ejemplo, se encuentra a 17.000 millones de kilómetros de su estrella, lo que equivale a unas 120 veces la distancia de la Tierra al Sol y es la mayor distancia de cualquier planeta conocido a su estrella. De hecho, está tan lejos de su estrella que no cabía en el gráfico de esta doble página si se querían respetar las proporciones de tamaño. Para mantener estas proporciones, hemos tenido que desplazarlo a la página 30, donde los lectores encontrarán una breve descripción de sus características.
El astro se ha detectado alrededor de la estrella Formalhaut, que no es visible desde España ya que se encuentra en la constelación del Pez Austral, después de que una imagen del Hubble revelara alrededor de la estrella el enorme disco de gas y polvo en órbita Comparación que se aprecia en la fotografía principal de esta página.
El espacio negro que se aprecia en el centro del disco llevó a Paul Kalas, astrónomo de la Universidad de California en Berkeley, a pensar que allí tenía que haber por lo menos un planeta.
La gravedad del planeta, pensó Kalas, atraería el polvo que encontrara en su órbita y crearía este espacio vacío en el interior del disco. Además, aunque no se aprecia bien en la imagen, la estrella no se encuentra en el centro del espacio negro y este espacio no es circular, lo que sugería que quien estaba allí barriendo el polvo era algún astro con una órbita elíptica.
Imágenes del Hubble tomadas con 21 meses de diferencia encontraron allí un punto luminoso que se había desplazado en una trayectoria elíptica alrededor de la estrella. El desplazamiento correspondía a un astro que describe una órbita cada 872 años terrestres y que tiene una masa similar a la de Júpiter: el primer planeta extrasolar fotografiado por el Hubble.
De manera paralela, otro equipo de astrónomos observaba la estrella HR 8799, esta sí visible desde España en la constelación de Pegaso, con los telescopios Keck y Gemini de Hawái. A su alrededor se ha detectado un sistema de tres planetas gigantes con masas entre siete y diez veces mayores que la de Júpiter - el mayor planeta del sistema solar, con una masa 318 veces mayor que la Tierra-. La mancha multicolor visible entre los tres planetas en la foto de esta página es una huella de la radiación emitida por la estrella. Se trata de planetas jóvenes, con una edad de sólo 60 millones de años Comparación - un 1,3% de la de tamaño edad de la Tierra-, Tierra que han podido ser observados gracias al intenso calor que emiten.
Aunque otros equipos de astrónomos habían anunciado anteriormente la observación directa de otros sistemas solares, ninguno de estos anuncios había ido acompañado de pruebas concluyentes.
Las investigaciones que se presentan hoy en Science,por el contrario, sí se consideran las primeras observaciones directas de planetas extrasolares.
A partir de ahora, los astrónomos tienen previsto analizar más detenidamente la radiación procedente de los nuevos planetas para deducir la composición de sus atmósferas. Al mismo tiempo, continuarán la búsqueda de más planetas con el objetivo de encontrar mundos más parecidos a la Tierra.
Aunque las técnicas de detección actuales aún no permiten detectar planetas tan pequeños (véase en el gráfico el tamaño de la Tierra comparado con el de los planetas ahora descubiertos), la NASA tiene planes para poner en órbita en los próximos años los telescopios espaciales James Webb (el sucesor del Hubble) y Terrestrial Planet Finder (o Buscador de Planetas Terrestres) para encontrar por fin pequeños mundos habitables
Los cuatro nuevos planetas, cuyo descubrimiento se anuncia hoy en la edición electrónica de la revista Science,no están habitados. Son gigantes gaseosos sin una superficie sólida como Júpiter en el sistema solar y son demasiado jóvenes para que la vida pueda haber aparecido en ellos. Aún están irradiando gran parte del calor acumulado en su etapa de formación y sus temperaturas oscilan entre los 130 grados centígrados del más frío y los 820 grados de los más cálidos.
Pero la detección de estos cuatro mundos abre una nueva era en la búsqueda de planetas extrasolares, una búsqueda que aspira a detectar planetas habitados en futuro a medio plazo. Todos los planetas solares descubiertos hasta ahora se habían detectado observando las estrellas alrededor de las que orbitan; analizando las anomalías en la luz de la estrella a medida que los planetas giran a su alrededor, es posible deducir la existencia de dichos planetas, pero es imposible deducir qué ocurre en ellos o si son habitables. Observando directamente los planetas, será posible analizar los gases más abundantes en su atmósfera, cómo varía su temperatura a lo largo del año e incluso indicios de actividad biológica.
"La observación directa ha sido el santo grial de la detección de planetas extraterrestres", afirma Mark Marley, astrónomo del centro de Investigación Ames de la NASA que no ha participado en los descubrimientos, en un artículo que publicará Science con los descubrimientos.
Además, la observación directa de los planetas extrasolares permite descubrir astros que se encuentran a grandes distancias de sus soles, mientras que la detección indirecta a partir de sus efectos sobre las estrellas sólo ha permitido descubrir hasta ahora astros que se encuentran relativamente cerca. De este modo, los astrónomos esperan conseguir una visión más completa de la variedad de los sistemas planetarios.
El planeta descubierto en imágenes del telescopio Hubble, por ejemplo, se encuentra a 17.000 millones de kilómetros de su estrella, lo que equivale a unas 120 veces la distancia de la Tierra al Sol y es la mayor distancia de cualquier planeta conocido a su estrella. De hecho, está tan lejos de su estrella que no cabía en el gráfico de esta doble página si se querían respetar las proporciones de tamaño. Para mantener estas proporciones, hemos tenido que desplazarlo a la página 30, donde los lectores encontrarán una breve descripción de sus características.
El astro se ha detectado alrededor de la estrella Formalhaut, que no es visible desde España ya que se encuentra en la constelación del Pez Austral, después de que una imagen del Hubble revelara alrededor de la estrella el enorme disco de gas y polvo en órbita Comparación que se aprecia en la fotografía principal de esta página.
El espacio negro que se aprecia en el centro del disco llevó a Paul Kalas, astrónomo de la Universidad de California en Berkeley, a pensar que allí tenía que haber por lo menos un planeta.
La gravedad del planeta, pensó Kalas, atraería el polvo que encontrara en su órbita y crearía este espacio vacío en el interior del disco. Además, aunque no se aprecia bien en la imagen, la estrella no se encuentra en el centro del espacio negro y este espacio no es circular, lo que sugería que quien estaba allí barriendo el polvo era algún astro con una órbita elíptica.
Imágenes del Hubble tomadas con 21 meses de diferencia encontraron allí un punto luminoso que se había desplazado en una trayectoria elíptica alrededor de la estrella. El desplazamiento correspondía a un astro que describe una órbita cada 872 años terrestres y que tiene una masa similar a la de Júpiter: el primer planeta extrasolar fotografiado por el Hubble.
De manera paralela, otro equipo de astrónomos observaba la estrella HR 8799, esta sí visible desde España en la constelación de Pegaso, con los telescopios Keck y Gemini de Hawái. A su alrededor se ha detectado un sistema de tres planetas gigantes con masas entre siete y diez veces mayores que la de Júpiter - el mayor planeta del sistema solar, con una masa 318 veces mayor que la Tierra-. La mancha multicolor visible entre los tres planetas en la foto de esta página es una huella de la radiación emitida por la estrella. Se trata de planetas jóvenes, con una edad de sólo 60 millones de años Comparación - un 1,3% de la de tamaño edad de la Tierra-, Tierra que han podido ser observados gracias al intenso calor que emiten.
Aunque otros equipos de astrónomos habían anunciado anteriormente la observación directa de otros sistemas solares, ninguno de estos anuncios había ido acompañado de pruebas concluyentes.
Las investigaciones que se presentan hoy en Science,por el contrario, sí se consideran las primeras observaciones directas de planetas extrasolares.
A partir de ahora, los astrónomos tienen previsto analizar más detenidamente la radiación procedente de los nuevos planetas para deducir la composición de sus atmósferas. Al mismo tiempo, continuarán la búsqueda de más planetas con el objetivo de encontrar mundos más parecidos a la Tierra.
Aunque las técnicas de detección actuales aún no permiten detectar planetas tan pequeños (véase en el gráfico el tamaño de la Tierra comparado con el de los planetas ahora descubiertos), la NASA tiene planes para poner en órbita en los próximos años los telescopios espaciales James Webb (el sucesor del Hubble) y Terrestrial Planet Finder (o Buscador de Planetas Terrestres) para encontrar por fin pequeños mundos habitables
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